La mejora de las medidas de seguridad vial podría salvar medio millón de vidas al año en todo el mundo

Redacción

La mejora de la seguridad vial mediante la adopción de intervenciones probadas dirigidas a cuatro factores de riesgo clave para las lesiones en carretera (exceso de velocidad, conducción en estado de embriaguez, falta de casco y uso del cinturón de seguridad) en 185 países podría salvar hasta medio millón de vidas al año, y ofrece un enorme potencial para mejorar la salud y el desarrollo de los individuos y las naciones, según una nueva serie publicada en ‘The Lancet’.

Según los autores, estos nuevos datos son vitales para estimular el próximo gran esfuerzo en materia de seguridad vial mundial: garantizar que las intervenciones basadas en la evidencia se apliquen con éxito a escala global.

Los accidentes de tráfico causan la muerte de más de 1,35 millones de personas cada año, y más del 90% de esas muertes se producen en países de ingresos bajos y medios (PIBM). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos mundiales por dar prioridad a la seguridad vial en la última década, y de la creciente cantidad de pruebas que respaldan las intervenciones probadas, muchos gobiernos nacionales no han hecho de la seguridad vial una prioridad y no se ha conseguido la financiación adecuada para su aplicación en los PBMI, lo que ha dejado un vacío entre las pruebas y la acción, advierten los investigadores.

Por ello, la serie de ‘The Lancet’ sobre seguridad vial hace un llamamiento para aumentar los compromisos políticos y financieros y para que la seguridad vial se incluya en las principales políticas de desarrollo, argumentando que es esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, incluida la meta de reducir a la mitad las muertes y lesiones por accidentes de tráfico para 2030.

«La mayoría de las muertes por accidentes de tráfico son evitables, pero, lamentablemente, el número de víctimas mortales sigue aumentando en los países de bajos ingresos, mientras que el progreso en los países de altos ingresos se ha ralentizado en la última década», afirma el coordinador de la serie, el profesor Adnan Hyder, de la Universidad George Washington (Estados Unidos).

Un análisis de los datos de 74 estudios realizados en 185 países estima que si se abordan cuatro factores clave de riesgo de lesiones y muertes en carretera (el exceso de velocidad, la conducción en estado de embriaguez y la no utilización del casco y el cinturón de seguridad) se podrían evitar entre el 25% (suponiendo que se superponen totalmente las intervenciones) y el 40% (suponiendo que no se superponen las muertes si la intervención se hubiera aplicado totalmente en 2018) de todas las lesiones mortales en carretera en el mundo cada año.

Por ejemplo, las intervenciones para reducir el exceso de velocidad, como los cambios en la infraestructura y el control electrónico de la velocidad, podrían salvar unas 347.258 vidas al año en todo el mundo, mientras que las medidas para hacer frente a la conducción bajo los efectos del alcohol, como el refuerzo de la aplicación de la ley, podrían salvar otras 16.304 vidas.

Además, se calcula que podrían salvarse 121.083 y 51.698 vidas si se aprobaran y aplicaran normas sobre el uso del cinturón de seguridad y el casco de las motocicletas, respectivamente.

Todos los países se beneficiarían de un aumento de las medidas de seguridad vial en distintos grados. Por ejemplo, combatir el exceso de velocidad sería la medida más eficaz para reducir las muertes en carretera en la mayoría de los países, ya que se calcula que evitaría 88.374 muertes en China, 1.027 en España y 815 en el Reino Unido.

«Esperamos que estas nuevas estimaciones proporcionen un impulso tangible para que la comunidad mundial de la seguridad vial se centre en la aplicación de intervenciones basadas en la evidencia, especialmente en los países de ingresos bajos y medios», afirma el coautor de la serie, el doctor Andrés Vecino-Ortiz, de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins (Estados Unidos).

También hay razones para reforzar la atención traumatológica en los países de ingresos bajos y medios. Los modelos estiman que unos sistemas de traumatología eficaces, capaces de tratar a todas las víctimas de accidentes de tráfico en función de sus necesidades, podrían salvar más de 200.000 vidas al año en los PIBM, lo que equivale a una reducción del 17% de las muertes. El escenario más realista de una cobertura del 50% podría salvar más de 100.000 vidas al año, lo que equivale a un 8% menos de muertes.

En cuanto a las intervenciones clínicas específicas en traumatología, centrarse en la reanimación para el control de daños (es decir, estrategias para controlar las hemorragias y la reanimación temprana) es lo que más puede salvar vidas (más de 35.000 vidas al año con una cobertura del 50%), seguido de la radiología intervencionista para controlar las hemorragias (más de 29.000), el ácido tranexámico para las sospechas de hemorragia (10.000) y el torniquete prehospitalario (más de 5.700).

Un nuevo análisis separado examinó las lesiones causadas por el transporte en adolescentes de 204 países a partir del estudio Global Burden of Disease (GBD) 2019, realizado por el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, se publica en The Lancet Public Health. Estas lesiones incluyen a peatones, ciclistas, motociclistas, vehículos de motor y otros incidentes relacionados con el transporte.

Las conclusiones revelan que, aunque las tasas de mortalidad entre los jóvenes de 10 a 24 años se redujeron en un tercio entre 1990 y 2019 (de 17,5 a 11,5 por cada 100.000), la proporción de muertes que se producen en los países de índice sociodemográfico (IDS) bajo y medio casi se duplicó, pasando de alrededor del 28% en 1990 (74.713 de 271.772) a cerca del 47% en 2019 (100.102 de 214.337), siendo los jóvenes de 20 a 24 años los más afectados.

El nuevo análisis de la GBD también muestra un ritmo lento de disminución de las muertes por lesiones en el transporte en los países de alta IDS durante la década más reciente, con una caída de sólo el 1,7% al año entre 2010 y 2019 en comparación con la caída del 2,4% al año entre 1990 y 2010 .

«Estas nuevas estimaciones reflejan la negligencia y la falta de inversión crónica de la comunidad sanitaria mundial para prevenir los daños relacionados con las lesiones en los adolescentes», afirma la autora, la doctora Amy Peden, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia).

«A diferencia de muchas otras epidemias de salud pública, existen intervenciones sencillas, asequibles y de eficacia probada para reducir los traumatismos causados por el tráfico que, sencillamente, no se aplican ni se hacen cumplir –recuerda–. Los avances se han estancado en los países con una IDS elevada, y la creciente carga de lesiones en el transporte en los países con una IDS baja y media exige una acción centrada, que incluya la inversión de los donantes mundiales, los gobiernos y la industria en la prevención de lesiones».

Los autores de la serie exponen diez retos que deben abordarse para alcanzar el ambicioso objetivo de prevenir al menos el 50% de las muertes y lesiones por accidentes de tráfico para 2030. Entre ellos se encuentra la creación de un movimiento mundial más fuerte en materia de seguridad vial que incorpore a las soluciones otros impactos en la salud y el medio ambiente (por ejemplo, la contaminación atmosférica o el sedentarismo), junto con la generación de más y mejores datos sobre lo que funciona en los distintos países de ingresos bajos y medios, y la necesidad de una financiación nacional y de donantes adecuada.

La seguridad vial también debe integrarse como un componente central de los movimientos mundiales hacia la cobertura sanitaria universal, la salud materna, neonatal, infantil y adolescente, y el envejecimiento saludable.

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