Un informe de la OCU y Salud por Derecho avisa del aumento del desabastecimiento de fármacos en los últimos años

Alvaro San Román

En los últimos años está aumentando el desabastecimiento de fármacos, según se desprende del informe ‘El desabastecimiento y la escasez de medicamentos’, elaborado por Salud por Derecho y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), para la campaña ‘No es Sano’ y con datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).

Solo en España, los problemas de suministro han aumentado de 700 casos en 2015 a 1.650 en 2019, lo que supone un 135 por ciento de aumento, afectando especialmente a los medicamentos para enfermedades cardiovasculares, infecciones, cánceres y los destinados a dolencias del sistema digestivo o enfermedades metabólicas, según los datos de la agencia española.

Asimismo, las compañías que más casos reportaron en 2019 fueron Pfizer, Mylan y Sanofi, esta última también la primera del ranking en 2018. No obstante, no todos los problemas de suministro son iguales, dado que cuando hay una alternativa al fármaco no disponible, el impacto puede ser «más leve», aunque en «muchos casos» puede desembocar en «graves problemas» para los pacientes y el propio sistema.

Esta situación, que se da a nivel global y no solo en España, suele estar provocada por la «excesiva dependencia» de un «escaso» número de productores de materias primas necesarias para la fabricación de los medicamentos, algo que se ha agudizado en la pandemia de la Covid-19. Sin embargo, tal y como se recuerda en el informe, el origen de los desabastecimientos va más allá.

«El mercado y las estrategias comerciales de las compañías farmacéuticas también están con frecuencia detrás de la escasez. Los medicamentos con precios más bajos o menos rentables para las empresas suelen tener más problemas de suministro. En este sentido, es habitual que, como parte de su estrategia de negocio, las farmacéuticas retiren voluntariamente este tipo de fármacos del mercado para presionar a las autoridades en la negociación de precios o para favorecer la entrada de otros productos de mayor interés comercial para la empresa», detallan las organizaciones en el trabajo.

Estas estrategias afectan especialmente a algunos medicamentos esenciales, como los genéricos para el cáncer o los antibióticos. Sin embargo, denuncia el informe, existe una «gran opacidad» en torno a los motivos reales de los desabastecimientos.

Y es que, un análisis realizado en 2014 en siete países europeos, incluido España, mostraba que en el 65 por ciento de los casos totales los laboratorios no explicaban los motivos. Esta falta de transparencia y el desconocimiento de los verdaderos factores dificultan mucho la puesta en marcha de estrategias de prevención y de gestión eficaces.

Los problemas de suministro tienen un impacto directo en los pacientes, ya que a la ansiedad y la preocupación que genera poder quedarse sin tratamiento hay que añadir el tiempo que invierten en buscar el fármaco desabastecido, los problemas derivados de la forma de administrar el medicamento alternativo, la aparición de otros efectos secundarios o un gasto económico adicional, ya sea porque la alternativa es más cara o porque no está financiada por el Sistema Nacional de Salud.

El informe recoge, además, cuatro casos que ilustran la problemática. Uno de ellos es el de la adrenalina autoinyectable, un tratamiento para reacciones alérgicas graves en niños y adultos. También analiza el caso de los laboratorios Aspen, único comercializador de cinco medicamentos para el cáncer. En 2013, incrementó su precio un 4.000 por ciento en España. «La negativa de Sanidad a aceptar este aumento excesivo tuvo como respuesta el fin de la comercialización y el consecuente desabastecimiento de estos fármacos», destaca el trabajo.

ENDURECER LAS SANCIONES

Finalmente, el estudio plantea medidas que pueden ponerse en marcha a nivel tanto español como europeo y que también recogen informes de instituciones comunitarias. Entre otras propuestas, en España, apuesta por endurecer las medidas recogidas en el Plan de garantías de abastecimiento de medicamentos contra las empresas que ya han tenido problemas de suministro anteriormente, así como el desarrollo de una política de sanciones para quienes incumplan los compromisos de suministro.

Además, aboga por garantizar la transparencia pública sobre los motivos de los desabastecimientos, así como impulsar estrategias de producción pública de medicamentos y terapias esenciales aprovechando los recursos propios del Sistema Nacional de Salud (SNS).

El estudio también reclama que los precios de los medicamentos se fijen a partir de los costes de fabricación e investigación, evitando así que la industria utilice los desabastecimientos como estrategia de presión para imponer precios abusivos.

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