Los huevos son un alimento cotidiano en muchas cocinas del mundo, presentes tanto en desayunos como en recetas de repostería y platos salados. A pesar de su presencia habitual, pocas personas se preguntan por qué algunos huevos son blancos y otros marrones, y muchas veces se tiende a asociar el color de la cáscara con diferencias en calidad, sabor o valor nutricional.
La realidad es que el color de la cáscara depende principalmente de la raza de la gallina que lo pone. Este aspecto genético no determina la frescura ni el contenido nutricional del huevo, por lo que tanto los huevos blancos como los marrones pueden ofrecer los mismos beneficios alimenticios. La diferencia de color, por tanto, no es un indicador de calidad.
¿DE QUÉ DEPENDE EL COLOR DE LOS HUEVOS?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) explica que la diferencia principal entre huevos blancos y marrones está en la genética de la gallina. Las aves con plumaje y lóbulos auriculares claros suelen producir huevos blancos, mientras que las de plumaje rojizo o marrón generan huevos marrones. Este rasgo es hereditario y no indica que un huevo sea más natural, casero o de mayor calidad que otro.
Según la Universidad Estatal de Kansas, «un huevo es un huevo sin importar el color de la cáscara». La cáscara refleja únicamente la genética y la crianza de la gallina, y no influye en el sabor, la nutrición ni la forma de consumo.
¿POR QUÉ LOS HUEVOS MARRONES SON MÁS CAROS QUE LOS BLANCOS?
En general, los huevos marrones suelen ser más caros que los blancos, pero no por su valor nutricional o su sabor. Según la OCU, la diferencia se debe principalmente a factores de producción: las gallinas que ponen huevos marrones suelen ser más grandes y consumen más alimento, lo que incrementa los costes de crianza y, por tanto, el precio final.
Además, la preferencia de los consumidores en algunos mercados europeos por los huevos marrones también eleva su valor. Al ser más demandados, los productores pueden venderlos a un precio superior.
¿EL COLOR DE LA YEMA INFLUYE?
El color de la yema depende de la alimentación de la gallina, no de la calidad del huevo. Según un estudio de la Universidad de Illinois, las aves que tienen acceso a plantas verdes o consumen maíz amarillo o alfalfa suelen producir yemas más oscuras, mientras que las alimentadas con piensos claros generan yemas pálidas.
Independientemente de su tono, las yemas son una buena fuente de nutrientes, ya que contienen vitaminas A y D, hierro, calcio y grasas saludables.
¿CUÁL ES LA MEJOR MANERA DE ELEGIR HUEVOS?
La frescura es el factor más importante al escoger huevos, más que el color de la cáscara o de la yema. La OCU recomienda revisar la fecha de consumo, comprar huevos con la cáscara intacta y guardarlos en su caja en el frigorífico a temperatura constante.
Al manipularlos, avisan que es importante evitar contaminaciones: no separar claras y yemas con la cáscara, cocinar bien los alimentos que los contengan y refrigerar correctamente tortillas, mayonesa o sobras que contengan huevo. También conviene desechar los huevos con olores o sabores extraños y mantenerlos alejados de olores fuertes.
