Podemos llega al 4M en busca de una movilización récord de la izquierda y con el prestigio de Iglesias en juego

Redacción

Unidas Podemos llega a la jornada de reflexión de los comicios madrileños sin atender a los sondeos que mayoritariamente dan el triunfo a la derecha y convencidos de que la apuesta por su candidato, Pablo Iglesias, será el factor diferencial que provoque una movilización masiva del electorado de izquierda y otorgue la mayoría al bloque progresista.

No obstante, el prestigio del líder de Podemos quedará tocado si la derecha sigue gobernando en la comunidad de Madrid y en la pugna de las izquierdas su candidatura es derrotada ampliamente por la candidata del partido de Iñigo Errejón, según pronostican todos los sondeos.

La campaña que se cerró ayer pivotó sobre la máxima de que la apuesta de Iglesias por renunciar a la Vicepresidencia Segunda y poner en juego su bagaje político para dar la batalla a la derecha en Madrid es el revulsivo que se necesitaba en estos comicios, que adquieren tintes nacionales.

De un lado está en liza que la izquierda pueda trasladar su hegemonía estatal actual y derrocar a una de las dirigentes más críticas con el Gobierno central, la popular Isabel Díaz Ayuso.

Aunque también medirá la fuerza que aporta el ‘efecto’ Iglesias al 4M para abrir un ciclo electoral alcista anhelado en Unidas Podemos, tras encadenar un periodo descendente frenado en Cataluña. Y el nivel de apoyo que cosecha su gesto político, que implica el repliegue de su liderazgo en la confluencia, respecto Más Madrid en el espectro de la izquierda, formación que rechazó su propuesta de candidatura unitaria.

En una campaña marcada por las amenazas de muerte que recibió, así como por las informaciones de que dos miembros del servicio de seguridad de Podemos fueron detenidos tras los actos de violencia contra el mitin de Vox en Vallecas, Pablo Iglesias ha planteado estos comicios como una elección entre la «defensa de la democracia» o el «fascismo».

El ‘leitmotiv’ de Unidas Podemos ha sido movilizar al electorado de barrios del sur y periferia de Madrid como reacción a una posible alianza entre PP y Vox, núcleos que sitúa mayoritariamente en el espectro de izquierda pero con más tendencia a la abstención que los bastiones del conservadores.

Por tanto, todos los esfuerzos se han centrado en aumentar la participación en estas zonas para lograr el vuelco político con un discurso que alaba el «orgullo» y «dignidad» de la clase obrera frente a los «privilegios» a las rentas altas, la involución en derechos sociales y «recortes» en servicios públicos que achacan a la «desobediencia constitucional del PP .

SU PLANTE ANTE VOX, PUNTO DE INFLEXIÓN

Tanto Iglesias como su equipo no han cesado de repetir que, pese a que las encuestas le otorgan como quinta fuerza en representación, el bloque de izquierda tiene cerca la mayoría, que hay partido y que sus datos son mucho más positivos que los sondeos. De hecho esperan un escenario imprevisible de pronosticar similar a los comicios andaluces de 2018 con signos de una participación récord .

Los debates estaban marcados como fechas clave en la campaña y el punto de inflexión fue el organizado por la Cadena Ser el pasado 23 de abril, al abandonar la mesa después de que la candidata de Vox, Rocío Monasterio, pusiera en duda la veracidad esa misma mañana de las amenazas recibidas.

Desde entonces la constante de su discurso se sustentó en alertar del avance de la extrema derecha que ha cruzado «todas las líneas rojas» y emprendió una confrontación con Vox, acusando a esta formación de «deshumanizar» al adversario y desplegar «propaganda filonazi», como el polémico cartel contra los menores extranjeros no acompañados (mena).

PP Y SU NOCIÓN «INDECENTE» DE LA LIBERTAD

En esa pugna para atajar la «equidistancia» y «blanqueamiento de la ultraderecha», ha criticado los ataques que les dirigen «poderes mediáticos» por defender un programa de transformación social y denunció el intento de «infiltración» de la extrema derecha en la judicatura, cuerpos policiales y otros estamentos que preocupa en Europa.

Además, en el tramo final de campaña ha censurado la noción «indecente» y banal» de la libertad para Ayuso y del PP que, con su deriva «trumpista» para usar Madrid como «ariete» para haber caer al Gobierno central. «Han renunciado a la democracia», proclamó el candidato.

Iglesias ha ahondado en sus mensajes a las bases y simpatizantes en la complicidad del PP y Vox y explotó la idea de que el partido de Abascal es una escisión del «inconsciente desatado» del PP con visos de alianza postelectoral.

CONFRONTA CON AYUSO SU GESTIÓN DE PANDEMIA

En el formato organizado por Telemadrid con los seis candidatos, el exvicepresidente sí pudo confrontar directamente con Ayuso y protagonizó con ella los principales rifirrafes, al reprocharle sobre todo su gestión de la pandemia con los «peores datos» en fallecidos, incidencia, hospitalizados y, sobre todo la situación de las residencias.

Los protocolos sobre la atención a los mayores fueron tildados de gestión «criminal» mientras Iglesias defendió el papel de su Vicepresidencia para indicar a la Unidad Militar de Emergencias las residencias a desinfectar, algo que despertó polémica con el Ejecutivo autonómico, que negó esa labor.

Precisamente la tónica habitual de Unidas Podemos ha sido la impugnación de esa gestión con propuestas para revertir privatizaciones y espolear a sus votantes con un programa sustentado en refuerzo de los servicios públicos y una nueva política fiscal progresiva.

Concretamente, se ha comprometido contratar a 10.000 nuevos efectivos en sanidad, cobertura pública y gratuita de salud bucodental y oftanmológica, incrementar la inversión educativa en 1.000 millones de euros anuales, impulsar una banca pública, retirar las ayudas a la tauromaquia y regular el precio del alquiler en zonas de mercado tensionadas para evitar subidas abusivas, entre otras.

UNIDAD CON LAS FUERZAS PROGRESISTAS PERO CON AVISOS AL PSOE

Por otro lado, Unidas Podemos ha planteado una campaña de ‘guante de seda’ con el resto de candidaturas de izquierda de cara a reforzar la unidad de acción conjunta, conscientes de que los «codazos» entre ellos desmovilizan a su electorado de izquierdas.

Aunque Iglesias ha lanzado mensajes al PSOE al reivindicar que Unidas Podemos le fuerza a seguir en el «lado correcto» para adoptar posiciones nítidamente de izquierda.

De esta forma, celebró el giro de su homólogo socialista, Ángel Gabilondo, corrigiera su posición inicial reticente al abrirse finalmente a pactar con él, pero dejándole claro que era «inaplazable» terminar con el «paraíso fiscal» del PP a multimillonarios y que la correlación de fuerza solo hace posible un Gobierno de coalición.

Para ello plantea eliminar la actual bonificación del 100% en el Impuesto de Patrimonio para fortunas superiores a un millón de euros, subir un 6% para el tramo a partir de 150.000 euros y bajar los tributos a autónomos y rentas bajas.

Y es que precisamente otra de las banderas de la campaña del exvicepresidente es la de presentarse como condición de posibilidad para reeditar el Gobierno progresista a nivel estatal y la gestión de la pandemia diferente a la de la crisis económica de 2008.

El escudo social, el mecanismo de los ERTE para preservar al empleo, terminar con recortes de dependencia, la lucha contra las casas de apuestas han tenido para Iglesias el sello de Unidas Podemos.

Para reforzar esa idea de gestión contrastada ha contado con la presencia de los ministros de Unidas Podemos y sobre todo de Irene Montero y la vicepresidenta Yolanda Díaz, esta última llamada a reemplazarle en el liderazgo del espacio político dentro del Gobierno.

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