Peritos certifican que el ‘caníbal de Ventas’ tenía ADN de su madre en la mucosa oral

Redacción

Peritos del laboratorio de Genética Forense de la Policía Científica han certificado en el juicio que Alberto S. G., conocido como el ‘caníbal de Ventas, presentaba ADN de su madre en las muestras de la mucosa oral recogidas tras su detención, lo que determinaría que había ingerido restos cadavéricos durante el mes en el que convivió con el cuerpo desmembrado.

La Audiencia Provincial de Madrid ha retomado este lunes las sesiones del juicio contra el joven, a quien se acusa de matar a su madre y descuartizar su cuerpo con un serrucho. El móvil: «Le hacía la vida imposible». Se enfrenta a una petición de pena de quince años de cárcel por un delito de homicidio y cinco meses de cárcel por profanación del cadáver. Su abogada solicitará previsiblemente una eximente completa por el trastorno mental que padece, algo que ya se pidió en instrucción y que le eximiría de responsabilidad penal.

En la sesión, han comparecido los agentes de la Brigada de Policía Científica de Madrid que recogieron las armas homicidas, dos cuchillos y una sierra, del piso situado en el barrio de Guindalera, en el madrileño distrito de Salamanca. La Policía Científica recogió vestigios en la escena del crimen y entregó muestras de las huellas y los restos del cadáver al Laboratorio de Genética Forense y Toxicología para su análisis. Los trozos cadavéricos estaban esparcidos por toda la casa, dando lugar a una escena terrorífica que impactó a los agentes.

Los peritos analizaron los restos del cuerpo desmembrado de la mujer, coincidiendo con los de una misma persona y una mujer, según ha expuesto una de las peritos. Otros de los comparecientes han detallado a la Sala que Alberto presentaba multitud de restos y manchas de sangre en la ropa y en partes de su cuerpo. Su ADN estaba mezclado con el de su madre, hallando el perfil genético de la víctima en una muestra de mucosa oral recogida de la boca.

PERICIAL PSIQUIÁTRICA

Mañana tendrá lugar en la sesión la pericial forense y psiquiátrica. Su hermano Miguel manifestó el pasado viernes que su hermano sufría episodios de psicosis que le llevaron en varias ocasiones a ingresos psiquiátricos. Una amiga de su madre denunció en la Sala la falta de ayudas a enfermos psiquiátricos en nuestro país. Alberto S.G. relató en su declaración que tenía discusiones habituales con su madre al ser consumidor de drogas y relató que oía voces que le decían que la matara y la descuartizara.

En el juicio será clave la prueba pericial para determinar si el chico padece algún tipo de trastorno mental, que le podría atenuar la pena o eximir totalmente de responsabilidad penal en el caso de que implicara una eximente completa, como ya pidió su defensa en la instrucción. El Código Penal contempla que aquellas personas que padecen una enfermedad mental grave o sufren un trastorno mental transitorio que les impide conocer la trascendencia de su conducta o, aun conociéndola, les impide actuar de acuerdo con esa comprensión son consideradas inimputables y se les exime de responsabilidad penal.

HECHOS A JUZGAR

El acusado, a principios de 2019 convivía con su progenitora en un domicilio de Madrid, situado en el barrio de Ventas. Sin concretar una fecha, pero a finales de enero o a principios de febrero, el acusado discutió con su madre y, tras un enfrentamiento verbal, se dirigió hacia ella «sujetándola fuertemente por el cuello, y con el propósito de acabar con su vida, le presionó fuertemente con sus manos hasta lograr estrangularla, causando su muerte por asfixia».

A continuación, el acusado, que se encuentra privado de libertad por estos hechos desde el 23 de febrero de 2019, trasladó el cadáver hasta el dormitorio de la vivienda y lo colocó sobre la cama «con el propósito de ir haciendo desparecer su cuerpo».

Para ello procedió a su descuartizamiento empleando una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina que tenía en la misma casa. Una vez troceado el cuerpo, el acusado se fue alimentando «en ocasiones» durante unos 15 días de los restos cadavéricos, «guardando otros restos en varios recipientes de plástico por la vivienda y en el interior de la nevera que había en el domicilio, arrojando también algunos de ellos a la basura dentro de bolsas de plástico».

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