Las adolescentes de familias desfavorecidas se saltan más el desayuno, según una investigación de la UOC

Alvaro San Román

Un estudio disponible en acceso abierto, realizado por expertas de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Facultad de Ciencias de la Salud de Manresa de la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), ha analizado la prevalencia de no desayunar entre adolescentes y concluye que el 19% de las chicas y el 13% de los chicos no desayunan.

Según explicaron sus autoras, el desayuno es la primera comida del día y es decisivo para adquirir la energía necesaria para comenzar la jornada escolar, por lo que tiene un valor fundamental, y más aún en periodos de crecimiento y aprendizaje como la adolescencia.

“En nuestro trabajo se han constatado desigualdades socioeconómicas y de género en el consumo del desayuno entre adolescentes. Es más, el riesgo de saltarse el desayuno resultó un 30 % más alto en las chicas y un 28 % más alto en los chicos de posición socioeconómica más desfavorecida, en comparación con los de la posición socioeconómica más alta”, apuntó Laura Esquius, una de las autoras principales de este estudio, realizado junto con investigadores del grupo de investigación FoodLab de la UOC, Alicia Aguilar Martínez y Anna Bach Faig, y del grupo GRESP de la UVic-UCC, Marina Bosque Prous, Helena González Casals, Ester Colillas Malet y Albert Espelt.

El trabajo analizó datos de más de 7.000 adolescentes participantes del proyecto ‘DESKcohort’, basado en una encuesta sobre aspectos sociales, de educación, de salud y de comportamientos de salud. Asimismo, forma parte de un monográfico especial sobre el desayuno y sus beneficios, publicado en la revista científica ‘Nutrients’, cuyas editoras han sido las profesoras de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Alicia Aguilar Martínez y Anna Bach Faig.

RIESGOS DE NO DESAYUNAR

Al hilo de estos datos, las autoras también mostraron los riesgos de no desayunar. Así, incidieron en que el desayuno es fundamental en el equilibrio energético y la regulación de la dieta, por lo cual se considera un componente importante de una dieta saludable. Además, el desayuno también se ha asociado a efectos positivos en el desarrollo cognitivo y a un mejor rendimiento escolar en la niñez, por lo que es fundamental durante la adolescencia.

“Es una etapa especialmente importante para consolidar estilos de vida saludables y establecer patrones de salud que se perpetúen en la edad adulta”, recalcó Bach.

En concreto, saltarse el desayuno en la niñez y la adolescencia podría ser un predictor de comportamientos de estilos de vida poco saludables y se ha relacionado con el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas.

Así, recordaron que la disminución de la ingesta energética y de nutrientes puede incrementar el riesgo de déficits nutricionales; y, que, por el contrario, el desayuno se ha asociado a efectos positivos en el desarrollo cognitivo y a un mejor rendimiento escolar.

“Hay una asociación entre saltarse el desayuno y un bajo rendimiento académico. En ambos sexos, hubo un aumento importante en el riesgo de saltarse el desayuno para los adolescentes con calificaciones medias y bajas, en comparación con los que tenían buenas calificaciones”, explicó Alicia Aguilar, quien incidió en que saltarse el desayuno por dormir hasta tarde o por falta de tiempo también puede reflejar otros factores de riesgo superpuestos que favorecen un estilo de vida más desorganizado y, en consecuencia, con un mayor riesgo para la salud y el rendimiento académico.

Según las autoras, para evitar este tipo de desigualdades y contribuir a mantener una alimentación saludable en esas edades, las políticas públicas deberían adaptarse a la situación socioeconómica de cada familia y tener en cuenta una perspectiva de género. En cualquier caso, como recomendación general para el desayuno, hicieron incapié en evitar el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados y en la idoneidad de consumir alimentos frescos basados en el patrón de la dieta mediterránea, como por ejemplo la fruta, los frutos secos, los cereales integrales o los lácteos fermentados.

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