El Rey Felipe VI continúa con su agenda oficial al margen de la publicación de las memorias del Rey Juan Carlos, ‘Reconciliación’, en España y, coincidiendo con la llegada a las librerías españolas del libro en el que su padre hace un repaso por su vida, confiesa sus deseos de regresar a nuestro país, y se lamenta de su distanciamiento con su hijo y con sus nietas Leonor y Sofía -señalando directamente a la Reina Letizia- ha asistido este miércoles a una jornada sobre el papel de la Corona en el proceso democratizador en la Universidad madrileña que casualmente lleva el nombre del Emérito, la Rey Juan Carlos.
Tras ser aclamado a su llegada al campus y recibido entre aplausos y gritos de ‘guapo’ -que ha correspondido con una gran sonrisa- su Majestad ha pronunciado unas palabras en las que se ha desvinculado rotundamente del reinado de su progenitor, reaccionando así indirectamente al vídeo publicado por Don Juan Carlos reivindicando su legado y pidiendo a los jóvenes apoyo para su hijo en su difícil tarea de reinar después de que Zarzuela reconociese que no consideran este mensaje del Emérito ni «oportuno» ni «necesario».
«Lo dije el día de mi proclamación ante las Cortes Generales hace ya once años, cuando hablé de ‘una monarquía renovada para un tiempo nuevo» ha expresado durante su discurso, en el que ha destacado que el sistema democrático español es «una realidad dinámica» que en sus casi 50 años de historia ha demostrado «ser capaz de adaptarse a los cambios para mantener su esencia».
«La monarquía parlamentaria como forma de gobierno, ha crecido con la experiencia democrática. Y la corona, como parte consustancial a esa forma de gobierno, también ha evolucionado y está siempre dispuesta a seguir haciéndolo, en el empeño de servir: de ser útil al país y a la sociedad», ha recalcado.
Y aunque ha expresado su ruptura con el reinado de su padre recordando el discurso de su proclamación en 2014, sí ha dedicado buena parte de su intervención a hablar de la transición, subrayando que «tanto quienes vivieron ese periodo como quienes lo han estudiado ven con admiración un momento en que ‘la concordia fue posible’, frase que alumbra la lápida de Adolfo Suárez en la catedral de Ávila». Una concordia que como ha señalado «fue producto de la buena actuación de muchos» que lo facilitaron en «un gran ejercicio de responsabilidad histórica ante el futuro, ante una sociedad ansiosa de cambio y necesitada de cambio y que también que recordaba (…) una gran tragedia nacional como fue la Guerra Civil».
«Conocerla, tenerla siempre presente y aplicarla a nuestro día a día puede servirnos para atender la sabia advertencia de Alexis de Tocqueville: ‘cuando el pasado ya no ilumina el futuro, el espíritu camina en la oscuridad'» ha añadido, pidiendo que cuando se estudie la transición «no lo hagamos llevados por la nostalgia -no es buena compañera-, ni por el afán de idealizarlo -aunque algunos mitos sean necesarios y positivos-, ni por un academicismo estéril que se agota en sí mismo».
«Estudiémoslo porque nos es útil, aquí y ahora: porque contiene algunas claves muy importantes de lo que somos como país y sociedad y de lo que podemos hacer todos juntos», ha defendido, porque «por encima de las consideraciones históricas, ese tiempo comparte una valiosa cualidad con nuestro presente y con nuestro futuro: nos invita, 50 años después, a seguir caminando unidos».