El Mediterráneo es el mar más ‘invadido’ del mundo por especies exóticas

Agencias

El mar Mediterráneo es el más ‘invadido’ del mundo por especies exóticas y se calienta un 20% más rápido que la media mundial debido a que el cambio climático produce efectos que agudizan la grave presión existente por la sobrepesca, la contaminación, el comercio marítimo y el desarrollo costero en esa cuenca.

Así se explica en un informe de WWF lanzado este martes coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos. El trabajo indica que el Mediterráneo se está ‘tropicalizando’ y una de sus consecuencias es la aparición de nuevas especies.

De hecho, al menos 1.000 especies invasoras han aparecido desde zonas más cálidas al Mediterráneo desplazando a las autóctonas, una tendencia también favorecida por el intenso tráfico marítimo del Canal de Suez o el Estrecho de Gibraltar.

“El Mediterráneo tiene una distinción particularmente desagradable: es el mar más invadido del mundo. En las últimas décadas ha habido una explosión en el número de especies exóticas que se establecen en la cuenca, con consecuencias catastróficas para la biodiversidad nativa: la interacción con los recién llegados está alterando completamente los ecosistemas estables”, apunta el informe.

Mientras, las poblaciones de moluscos autóctonos han decrecido casi un 90% en las aguas más orientales del Mediterráneo, y especies como el pez león y el pez conejo suponen el 80% de las capturas en Turquía o Chipre y han transformado buena parte de los hábitats marinos.

Las altas temperaturas y el incremento en la frecuencia e intensidad de las tormentas transforman también el fondo marino mediterráneo. Las praderas de posidonia oceánica, las poblaciones de gorgonias (corales) y las nacras, entre otras, se han reducido en toda la región e incluso han llegado a extinguirse totalmente en algunas zonas.

ACIDIFICACIÓN

El cambio climático a una escala global produce una acidificación de los mares que ocasiona un debilitamiento en las estructuras de organismos como el fitoplancton, los corales, los moluscos o los crustáceos. Perder estas especies por completo tendría un impacto dramático en todo el ecosistema marino, ya que proveen hábitats vitales para muchas especies y contribuyen de forma significativa a fijar carbono para el clima, según WWF. Por ejemplo, la posidonia oceánica almacena entre un 11 y un 42% de las emisiones de dióxido de carbono de los países del Mediterráneo.

Por otro lado, WWF alerta de una “explosión” de medusas en el Mediterráneo favorecida por el calentamiento del agua, la contaminación y la progresiva desaparición de depredadores marinos debido a la sobrepesca. Estos impactos tienen, además, consecuencias sobre los bienes y servicios que los mares ofrecen, lo que repercute también en sectores económicos como el turismo o la pesca, entre otros.

“Hasta que no se consiga una transición ecológica, descarbonizando la economía, la mejor forma de proteger y conservar los ecosistemas marinos frente al cambio climático es mantener unos ecosistemas saludables, en equilibrio que tengan una mayor capacidad natural para adaptarse a los cambios. Las áreas marinas protegidas, bien gestionadas, pueden contribuir mucho a reducir el estrés en las poblaciones marinas”, afirmó Óscar Esparza, experto en áreas marinas protegidas de WWF España.

Estos ejemplos muestran la fuerte relación entre el clima y los océanos, y la necesidad de mejorar la protección marina para restaurar la biodiversidad y las poblaciones de peces. Por ello, WWF insta a los líderes mundiales y del Mediterráneo a fortalecer la biodiversidad a través de las acciones climáticas y los mecanismos financieros acordados en la Convención de la Diversidad Biológica, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y la Convención de Barcelona.

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