El cambio horario puede provocar trastornos del sueño en los niños

Redacción

El cambio horario que se producirá este domingo 31 de octubre a las 3 de la madrugada, cuando hay que poner el reloj en las 2, puede provocar trastornos del sueño en los niños como problemas de atención, irritabilidad, mal humor, cansancio o somnolencia, por lo que es aconsejable instaurar pautas para mejorar los hábitos y crear rutinas a la hora de irse a la cama.

Así, lo ha señalado el pediatra y especialista en salud del sueño de Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Castellón, el doctor Fernando Baixauli. En ese sentido, explica que «cada uno de nosotros poseemos un reloj biológico que se encuentra ubicado en el centro del cerebro y que se ajusta con los cambios de luz solar incluso con algunos estímulos del entorno conectados con la alimentación y las rutinas diarias.

De este modo, este reloj interno regula un ciclo diario que afecta a los niveles de las hormonas y cuando cambia el ritmo de la luz externa puede afectar al organismo. Por ello, «estos cambios dependerán de cada niño, pero en algunos sí que se pueden apreciar signos que se perciben y pueden ir desde un bajo rendimiento en las tareas del día que problemas de atención, irritabilidad, mal humor, cansancio, somnolencia, y que incluso pueden generar alteraciones en la vigilia del sueño».

Por esta razón, tener un hábito de sueño saludable y dormir las horas necesarias es clave para el crecimiento cerebral del niño. El gran desarrollo neuronal depende en gran medida de las sustancias que se segregan, como proteínas o hormonas, durante el sueño de forma que un sueño de mala calidad puede afectar al desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños.

Para minimizar estos tipos de problemas al dormir, se deben establecer rutinas diarias y regular a los niños la hora de acostarse. Lo ideal con este cambio horario es que la semana previa se prepare a los niños realizando un adelanto gradual a la hora de despertase y del resto de horarios del día.

No obstante, aclara que las rutinas marcadas deben ser diferenciadas según la edad del niño en algunos aspectos. Así, cuando son bebés hay que acostarles despiertos en su cuna y con su elemento transicional, como un peluche, para que aprendan a dormirse solos, generar un ritual diario de higiene y alimentación a las mismas horas». Si el niño toma pecho, «las tomas nocturnas deben ser más cortas y sin luz ni otros estímulos», concluye.

Cuando son más mayores y duermen solos en su habitación, el ambiente para conciliar el sueño debe ser tranquilo, silencioso, oscuro y con una temperatura que no supere los 20 grados. Además, durante la tarde hay que evitar bebidas de cola, o chocolate y que la actividad física o deportiva del niño no se desarrolle justo en las horas previas a dormir. Asimismo, advierte de que el uso de la televisión para conciliar el sueño o la exposición de más de dos horas al día a una pantalla son factores que favorecerán la vigilia.

ADOLESCENTES

El problema del sueño también afecta hoy en día a muchos adolescentes ya que se produce un retraso normal del inicio del sueño y se necesita dormir más que durante los años anteriores. El adolescente que no duerme de 8 a 10 horas por la noche, no descansa lo suficiente, está irascible, tiene difícil despertar y menor rendimiento académico.

Para evitarlo, es clave evitar una hora antes de dormir, videojuegos, estudio, móvil, internet y no usar la tele para dormirse, además no debe estar en su habitación, no consumir estimulantes y practicar ejercicio físico regular.

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