‘Diario en prisión’, las reflexiones del cardenal Pell durante los 13 meses que pasó encarcelado

Alvaro San Román

El libro ‘Diario en prisión. El cardenal recurre la sentencia’ (Palabra) recoge las reflexiones personales y experiencias vividas por el cardenal australiano George Pell durante los 13 meses que pasó en prisión antes de ser absuelto de las acusaciones de abuso a menores por el Tribunal Supremo de Australia.

El cardenal Pell afirma que durante el juicio sintió «bastante rencor hacia el fiscal, que confundió y ensombreció, disfrazó e incluso contradijo los hechos ciertos para permitir que el jurado tomase esa decisión tan particular».

Asimismo, asegura que tras tres años «difundiéndose las acusaciones» contra él, poco a poco ha empezado a creer «que se trata de algo más de un brote de maldad». «En esas acusaciones está la presencia del Maligno», señala en el libro, al que ha tenido acceso Europa Press, y que ya está a la venta.

Según añade, las acusaciones «han sido demasiadas» y, con la excepción de las acusaciones de la catedral, que pensó que «se desvanecerían con facilidad, por la cantidad de testigos y la naturaleza absurda de las denuncias», dice que «todas se han ido perdiendo por el camino». «No sé cuantas eran fantasías o simples ficciones», precisa.

Por otro lado, en el libro, el cardenal australiano realiza algunas reflexiones sobre la prisión donde estuvo encerrado más de un año, un lugar «de castigo» pero dirigido por «personas decentes».

«La cárcel es un lugar de castigo, aunque la dirijan personas decentes. Las solicitudes tardan en responderse, y los malentendidos son habituales. Un par de días de retraso es lo normal, y las condiciones espartanas de la celda y la ocultación de la luz, parte de sus esquemas», explica.

Asimismo, cuenta que en un momento dado consiguió una escoba para poder barrer su «pequeña» celda. «No hay cortinas y el retrete está descubierto, a menos de un metro de donde escribo, pero de momento este es mi hogar. Dios Padre amoroso, ayúdame a mantener mi corazón libre de odio», subraya en una de sus reflexiones.

También cuenta que intentó llamar en dos o tres ocasiones a su hermano y en todas ellas la línea sonó como si el teléfono estuviese descolgado, así que terminó por preguntar si habían apuntado bien su número en la lista. «Faltaba uno, y el amable jefe me ha prometido arreglarlo, pero no ha cambiado nada», afirma.

A estas reflexiones personales y vivencias en prisión, escritas por George Pell en su cuaderno y recogidas en este libro, se suman otras meditaciones espirituales y sobre los acontecimientos actuales tanto dentro como fuera de la Iglesia, así como oraciones.

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