El universo de los vestidos de Cristina Pedroche en las Campanadas se ha convertido en un ritual televisivo: cada Nochevieja, desde 2014, su look genera tanta expectación como las propias uvas, mezclando transparencias, mensajes feministas, guiños artísticos y, en los últimos años, referencias a la maternidad y la sostenibilidad. A lo largo de más de una década, sus elecciones han pasado de las polémicas lenceras y los vestidos joya de Pronovias a diseños conceptuales hechos con agua, gelatina o inspirados en la leche materna, convirtiendo la retransmisión en un escaparate de moda narrativa más que en un simple estilismo de fiesta.
Medusa negro, el origen (2014-2015)
El primer gran impacto llegó con el vestido Medusa de Charo Ruiz Ibiza en La Sexta: negro, lencero, lleno de transparencias y encaje, dejando ver la ropa interior y rompiendo por completo los códigos tradicionales de Nochevieja en televisión. Aquel look, muy criticado y muy comentado, inauguró la «tradición Pedroche» y fijó el tono de lo que vendría después: moda extrema, libertad sobre el cuerpo y un punto de provocación calculada.
El vestido joya de 20.300 cristales (2015-2016)
Ya en Antena 3, Pedroche subió la apuesta con un vestido joya de Pronovias, corte sirena y transparencias, confeccionado en tul cristal y organza metalizada con más de 20.300 cristales bordados a mano durante unas 350 horas. El diseño, que «mostraba más de lo que tapaba», consolidó el fenómeno mediático: su look se convirtió en tema central de redes y tertulias, y asoció definitivamente su imagen a una Nochevieja de alto impacto visual.
El corsé de estrellas y la noche estrellada (2016-2017)
Otro de los vestidos más icónicos fue el look «estrellado» de Pronovias: un body-corsé en terciopelo azul medianoche, cubierto de estrellas plateadas y cadenas, con falda de tul a juego salpicada de cristales que parecía un cielo nocturno en movimiento. Bajo una capa volumétrica de colores vivos, la presentadora reveló el diseño justo antes de las uvas, reforzando el efecto espectáculo y demostrando que el «destape» del vestido se había convertido en parte del guion.
El «vestido no vestido» y el giro feminista (2017-2018)
En el paso de 2017 a 2018 llegó el llamado «vestido no vestido»: primero apareció con un traje rojo más convencional y, minutos antes de las campanadas, lo retiró para dejar al descubierto un mono transparente de encaje de chantilly, prácticamente una segunda piel. Ese año, Pedrochedefendió públicamente que su look era «superfeminista» porque reivindicaba la libertad de vestirse como quisiera, transformando el vestido en manifiesto y llevando el debate sobre cuerpo, sexualidad y televisión al centro de la conversación.
De ninfa del agua a madre: los looks más conceptuales (2023-2025)
En sus últimas apariciones, los vestidos han sido menos «sexy clásico» y más conceptuales: en las Campanadas 2023-2024 lució un diseño sostenible inspirado en una ninfa del agua, realizado con materiales como agua, glicerina y gelatina, para representar mares y ríos y lanzar un mensaje ecológico. Un año después, ya convertida en madre, sorprendió con un conjunto de corsé y falda cuya estructura se vinculaba simbólicamente a la leche materna, un look voluminoso y de tono arenoso que hablaba de nutrición, cuerpo y cuidado, mostrando cómo su estilo ha evolucionado hacia propuestas más emocionales y narrativas.