Año ‘horribilis’ en la relación de PP y Ciudadanos

Redacción

El Partido Popular y Ciudadanos van a despedirse de 2021 y llegar a 2022 más alejados que nunca y entre acusaciones mutuas de traición tras un año ‘horribilis’ para su relación, que ha terminado por romperse en la Región de Murcia, en la Comunidad de Madrid y en Castilla y León, dando al traste con estos gobiernos de coalición.

La unión que en 2019 forjaron PP y Cs para lograr poder territorial se ha ido debilitando a lo largo de este 2021 hasta el punto de que los primeros ya dan por amortizados a los segundos y creen que la “reunificación por la base” del centroderecha es una realidad porque creen que los de Inés Arrimadas están condenados a la desaparición.

La moción de censura presentada por Cs y el PSOE el 10 de marzo en la Región de Murcia contra el popular Fernando López Miras marcó un punto de inflexión y desde entonces la relación entre ambos partidos ha ido debilitándose más y más hasta llegar a la situación actual, donde las direcciones nacionales se echan los trastos a la cabeza y se acusan de deslealtad.

Entonces, la formación de Arrimadas justificó la presentación de esta moción de censura en uno de los gobiernos de coalición que mantenía con el PP alegando que en Murcia la situación era “insostenible” y que era “necesario” el cambio tras denunciar “irregularidades” en el proceso de vacunación.

Para el PP, esto fue directamente una traición por parte del que fuera su socio y sustento en el Gobierno murciano. Ahí empezaron a caer “los gobiernos del cambio” con la fórmula de coalición, como en su día los bautizó el PP. En un breve lapso, la tormenta política originada en Murcia aterrizó en Madrid.

Así, horas después de la presentación de la moción de censura en Murcia, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, destituyó a los seis consejeros de Cs de su Gobierno, ordenó la disolución de la Asamblea y convocó elecciones anticipadas para el 4 de mayo convencida de que también sería traicionada por su entonces socio, Cs, y asegurando que sólo así podría evitar que la situación de Murcia tuviera una réplica en su comunidad.

ABRIR PUERTAS A Cs

Aquella trepidante jornada política del 10 de marzo de 2021 concluyó con una comparecencia del secretario general del PP, Teodoro García Egea, abriendo de par en par las puertas de su partido a los cargos, militantes y simpatizantes de Cs que se encontraran “defraudados” con la forma de proceder de Arrimadas por sus “pactos oscuros” en los despachos a favor del PSOE.

El ‘número dos’ de Pablo Casado en Génova proclamó entonces que comenzaba en España “un proceso de unión dentro del PP con todos aquellos que no quieren volver a ver nunca más un espectáculo” como el protagonizado por Cs con su decisión “profundamente irresponsable” de “romper sus compromisos y sus pactos y hacerlo en plena pandemia” uniéndose, además, al PSOE.

Pese al convencimiento de Ayuso de que Cs iba a traicionarla, Arrimadas negó que se fuera a presentar ninguna moción de censura en Madrid alegando que, de haberlo querido, se habría hecho en el mismo momento que la de Murcia. Por ello, acusó a la presidenta madrileña de decir “falsedades” y le criticó la falta de motivos para adelantar los comicios.

Así, mientras la relación entre ambos partidos pasaba por sus horas más débiles, Cs se contentaba celebrando la “nueva etapa” de “regeneración” que se iba a abrir en Murcia tras la moción de censura. No obstante, el PP -con su secretario general a la cabeza- logró parar lo que parecía inevitable con un pacto con varios miembros de Cs que conllevó un “fracaso sonoro” de este plan.

En concreto, tres de los seis diputados del partido de Arrimadas, Isabel Franco, Francisco Rodríguez y Valle Miguélez, votaron en contra de la moción de censura que había promovido su partido. Estos tres diputados fueron acusados de tránsfugas y fueron expulsados del partido por haberse “vendido” para mantener su cargo en el Gobierno regional o por conseguir un puesto en el mismo.

FUGAS CS

Antes de confirmarse el fracaso de esta moción de censura en Murcia, el 13 de marzo el exsecretario de Organización de Ciudadanos Fran Hervías anunció que abandonada el partido porque este se había convertido en una “muleta más del sanchismo” e informó de que, desde ese momento, se sumaba a las filas del PP.

Ante esta situación, la formación de Arrimadas criticó que el PP estaba dispuesto a pagar “lo que hiciera falta” para “comprar” a gente de Cs y alertó de que el comportamiento “mafioso” que tuvo en Murcia lo quería “extender” a toda España. Según Ciudadanos, los populares habrían iniciado una “OPA hostil» para acabar con su partido.

Para analizar esta situación, Ciudadanos celebró el 15 de marzo una reunión de la Ejecutivo Nacional en la que cesaron de sus puestos el exvicesecretario primero del partido, Carlos Cuadrado, y el exvicesecretario adjunto, José María Espejo, a quienes se había responsabilizado de no haber calculado bien los apoyos a la moción de Murcia. Ambos pasaron a formar parte del Comité Ejecutivo.

En la reunión se habló sobre esta “maniobra perfectamente orquestada” del PP para “atraer” a cargos de Ciudadanos y “acabar” con el proyecto de “centro liberal español”. Tras más de cinco horas reunidos, Arrimadas solo anunció cambios en la Ejecutiva y auguró que en las próximas horas miembros de Cs se pondrían al servicio de otro partido.

El excordinador de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana Toni Cantó no esperó, se marchó en mitad de la reunión y anunció que dimitía de su cargo en la Ejecutiva Nacional del partido y como diputado autonómico de Cs. Además, explicó que había pedido la dimisión de la Ejecutiva permanente del partido y que su propuesta no se tomó en consideración.

Tras Cantó, comenzó una sangría de bajas de miembros de Ciudadanos, algunos se fueron al PP, como el propio Cantó, otros decidieron no dejar sus actas y otros abandonaron directamente la política. Varios ya exmiembros de Cs acusaron al partido de haber adoptado una “deriva sanchista” y de haber cambiado los valores y principios de la formación.

Así, causaron baja del partido los diputados de la Asamblea de Madrid Sergio Brabezo y Marta Martín; el diputado en el Congreso Pablo Cambronero y la senadora Ruth Goñi, asimismo, el exvicepresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio Aguado y la exportavoz nacional de Cs Melisa Rodríguez abandonar la política. En total, en menos de un año Cs ha perdido a más de 100 miembros.

RESULTADO EN MADRID

En este contexto, y tras una campaña marcada por la polarización, los ataques y los debates crispados, Ayuso consiguió una victoria muy amplia en los comicios que se celebraron el 4 de mayo, logrando más escaños que las tres izquierdas. Por el contrario, Cs no logró el número suficiente de votos y no obtuvo representación en la Asamblea de Madrid.

Ayuso y Casado saborearon el éxito del resultado del 4 de mayo y desde entonces en el principal partido de la oposición a nivel nacional se dio por sentado que Cs había iniciado una deriva que no tenía retorno. El PP tiene claro que el que fuera su socio ya no aporta a la suma del centroderecha y augura su desaparición o una presencia anecdótica en las próximas citas electorales. Además, sabe que todo ello redunda en su beneficio.

La desaparición de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid supuso un duro golpe para el partido, que intentó no dejarse absorber por el PP marcando distancias con este partido. En concreto, apostó por aclarar que estas formaciones representan espacios diferentes, que los populares pertenecen al especio “conservador” y Cs al de los “liberales”.

Esta idea se materializó durante la celebración de la Convención de Cs en julio de este año, un encuentro en el que la formación de Arrimadas dio portazo a una posible fusión con el PP, se reivindicó como el único partido “liberal” en España e intentó pasar página sobre los fracasos cosechados en Murcia y en la Comunidad de Madrid.

La Convención del PP que tuvo lugar en octubre en Valencia quiso ser la puesta de largo de Casado, que enarboló “un centro fuerte” que ya levanta “una marea” de cambio. El líder de la oposición sacó pecho de las encuestas que le sonríen situándole por encima de todos los partidos y se jactó de que “los que vinieron a sustituirnos se han ido quedando por el camino”, en referencia implícita a Cs y a Vox. “El PP es mucho PP”, avisó.

COMICIOS CASTILLA Y LEÓN

Meses después, fueron los gobiernos de Castilla y León y Andalucía [de coalición entre el PP y Cs] los que empezaron a tambalearse con la posibilidad de un adelanto electoral en el aire. Génova siempre dio total libertad a sus presidentes autonómicos y dejó claro que les respaldaría en toda decisión que tomaran si veían la estabilidad de sus regiones en juego.

La presidenta de Cs, por su parte, afirmó en varias ocasiones que en ambos territorios se iba a agotar la legislatura y aseguró confiar en Alfonso Fernández Mañueco y en Juanma Moreno, los presidentes de Castilla y León y Andalucía, respectivamente.

Sin embargo, el 20 de diciembre Mañueco anunció elecciones anticipadas en su comunidad autónoma para el 13 de febrero de 2022 señalando que lo hacía, como Ayuso en su momento, para evitar una posible moción de censura de Cs o que este partido aprobara con otras formaciones un proyecto de presupuestos distinto al presentado por el Ejecutivo autonómico.

La dirección nacional del PP apuntó directamente a la “responsabilidad” de Cs en el adelanto electoral por “ser desleal”. Mañueco destituyó a sus socios en el Gobierno, disolvió las Cortes y llamó a las urnas el 13-F para “dar voz” a las personas de esta región ante “la traición dañina” de Cs con los Presupuestos, y también por el “riesgo cierto de moción de censura inminente del PSOE, Podemos, Cs tránsfugas y miembros de otras fuerzas”.

Esta decisión pilló por sorpresa a Cs, ya que recientemente Mañueco había afirmado que el Gobierno funcionaba con normalidad y que iba a agotar la legislatura. El más sorprendido fue el ahora exvicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, quien se enteró de ello en mitad de un programa de radio en el que llegó a decir que el presidente de Castilla y León “no es un hombre de bien”.

Ante la tercera ruptura de un gobierno de coalición del PP con Cs, Arrimadas criticó que este adelanto electoral es “muy burdo” y se trata de una convocatoria “hecha desde Génova” porque Casado “necesita tapar la victoria” de Ayuso en las elecciones del pasado mayo, al tiempo que lamentó que Mañueco haya sido “obediente” y haya cumplido con lo que le “dictan” desde la dirección nacional del PP.

“PECADO ORIGINAL”

Arrimadas también reconoció que el “pecado original” de toda esta situación fue dar en 2019 “todo el poder y todas las presidencias solo a un partido del bipartidismo”. A su vez, recordó a Mañueco que en marzo ya hubo una moción de censura en Castilla y León presentada por el PSOE y que su partido votó en contra.

Así llega al final del año la relación del PP con Cs, viéndose los populares muy fuertes de cara a la cita con las urnas del 13 de febrero en Castilla y León, donde las encuestas les otorgan una amplia mayoría y reducen a la mínima expresión a los de Arrimadas. El PP da por descontado que el papel de Cs será testimonial a partir de ahora y que buena parte de sus votantes apostarán por Mañueco.

A lo largo de 2022 también tendrán lugar los comicios en Andalucía, aunque aún está por ver en qué momento pulsa el botón electoral Juanma Moreno. En esta comunidad sobrevive aún el Gobierno de coalición y el presidente andaluz sigue reconociendo su buena sintonía personal y política con su vicepresidente, Juan Marín, de Cs.

El Ayuntamiento de Madrid es otra ‘rara avis’. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y su vicealcaldesa, Begoña Villacís, mantienen su relación y desde su entorno explican a Servimedia que ambos tienen “cintura” para entenderse, darse su sitio y superar los problemas que surgen en la coalición.

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